viernes, 13 de junio de 2008

Eco de lo que fuimos

En 1931, unos mineros de la ciudad austríaca de Hollabrunn entraron por azar en una cueva que permanecía sellada. Al entrar, escucharon el eco de unas voces perfectamente perceptibles. Hablaban en una antigua lengua, posiblemente indoeuropea. Este eco rebotaba perpetuamente por las paredes, y, días más tarde, unos lingüistas determinaron que se trataba de voces medievales, que llevaban rebotando allí durante 800 años. Lo más extraño de todo es que no se encontraron restos humanos.


Pues a veces me ocurre igual con los recuerdos, que rebotan dentro de esta olla sin que nada parezca originarlos.

4 comentarios:

Malva da Pao dijo...

y donde esta la aspita para dejar salir los recuerdos malos???
A veces te envidio Caceroli

Irina. dijo...

Hay quien dice que sólo muere o se transforma la materia y la energía sigue viviendo. También los hay que aseguran que puede que sea un ejemplo que demuestre que no existe relación espacio tiempo.(je,jjeee,es que veo mucho el cuarto milenio del iker jiménez)

Uyuyuyyyyyyyyyy ¿y la cantidad de parafonías que tienen que andar rebotando en el espacio desde que se inventó el teléfono? (incluyendo las de las llamadas perdidas...)

A los recuerdos puede que los haga rebotar cualquier cosa: un sabor, un olor, un sonido, el silencio...

Malvita, creo que, por fortuna, los malos recuerdos los borra el disco duro que llevamos dentro.

Anónimo dijo...

¿Es cierto eso?

Qué caña, ¿no?

Oli dijo...

Yo opino que sí es cierta la historia... pero también recuerda que a Caceroli no hay que hacerle caso nunca. ¿Junous?


OLI I7O