lunes, 27 de septiembre de 2010

Por los cuernos

Caracol, col, col. Saco los cuernos al sol.

Ahora que parece que al sol le entra un ataque de timidez, vuelvo a recordar mis orígenes. Como sabéis, yo soy fruto de un experimento, resultado de mezclar el ADN de Caceroli con el de un caracol.

Desde que me crearon, no he sido un olita que haya hecho muchas cosas en este planeta (posiblemente, esta y esta han sido mis grandes aportaciones). Tal vez es porque voy despacio, e incluso para poder seguir el ritmo de los demás olitas, necesito subirme a uno de ellos.

Ir despacio no es impedimento para aprender. Al contrario: yo soy de los que aprende observando, lentamente. En este planeta hemos tenido buenos y malos momentos. Y sin duda los seguiremos teniendo, pero he aprendido que para poder moverse de uno a otro hay que coger el toro por los cuernos.

Se puede ir despacio y tener los reflejos suficientes para coger al toro por los cuernos. Para empezar, no hay que dejarse impresionar por su descomunal cráneo. Tu objetivo son los cuernos. Míralo fijamente mientras corre hacia ti. Mira cómo viene el toro. Toma aire. Extiende los brazos. Abre las manos. Y cógelo. Por los cuernos. Siempre por los cuernos.

4 comentarios:

Marta dijo...

Que capacidad tiene este Caracoli algunas veces para decir las palabras exactas en los momentos exactos.

Eynar Oxartum dijo...

Coger el toro por los cuernos es símbolo de valentía y de ser un echao p'alante. Pero el problema es cuando la cosa consiste en coger al caracol por los cuernos (o, mejor dicho, por los ojos). No sé si alguien lo habra conseguido, pero está claro que no debe de ser nada fácil agarrar algo tan escurridizo y que se mete para adentro en cuanto lo tocas.

Igual de escurridizo y huidizo que muchos sentimientos.

Oli dijo...

Coger al caracol por los cuernos... me gusta. Es como la resistencia al viento del bambú frente al roble.

Sí, Marta, Caracoli parece tener antenas en vez de cuernos.


OLI I7O

Irina. dijo...

Ciertos son los toros!! El bicho viene hacia ti y tú haces un forcado portugués y lo atrapas.

Muchas veces, actuar con decisión, aunque se esté entre los cuernos del astado, suele resultar mejor que hacerlo a toro pasado, saltárselo a la torera o verlo desde la barrera. Eso sí, sin dejar que te pille... Ya sabes que todo es toro hasta el rabo.